Mirar la gestión a largo plazo integrando el entorno permite estar más allá de las turbulencias como las que ocasionó El Niño. Fuente: El Comercio.
El Niño costero puso a prueba la capacidad de reacción de las empresas cuyas operaciones dependen tanto de la provisión de materia prima como de la demanda de las zonas afectadas. Sucedió en el sector minero, que sacó las remolcadoras a las trochas para devolver la transitabilidad. Sucedió en el sector agropexportador, que puso el énfasis en atender la emergencia de su fuerza laboral. Y le sucedió a las empresas del sector lácteo, como Nestlé Perú, que compra leche en Cajamarca a 6.000 ganaderos. La compañía dejó de recolectar por dos semanas a raíz de la intransitabilidad de las vías y optó por pagar el precio promedio de dichas ventas truncas a sus proveedores, pues los considera socios del negocio. Esta visión de largo aliento estuvo en el foco del debate del sexto foro “Gestión estratégica de la sostenibilidad”, organizado el jueves por El Comercio y el Dorado Investments y moderado por el editor central de Economía de este Diario, Gonzalo Carranza.